domingo, 8 de enero de 2017

Violencia machista

“¡Pssst!”, me llama un mendigo sin rostro. No lo pesco, me quedo tieso mirando adelante, hacia dentro de la boti de Merced con Mosqueto. “Flaco, flaco…”. Respiro lento y profundo, con rabia pienso en que no puedo comprar en mi barrio sin que los mendigos me acosen. “Oye, oye, oye… La indiferencia también es violencia poh…”. Estatua. “Oye, ¿a voh te violaron cuando shico?”. Me sonrío imperceptiblemente. “Pobrecitooo, lo violaron cuando shico por eso es así… Qué pena tu vida loco”. Finalmente me atienden, no tienen escupo ni austral, los envases retornables que tengo en mi bolsa ecológica, y no aceptan cambiarlos por envases de otras marcas. Me voy caminando por Mosqueto hacia la otra boti, y desde atrás escucho que me gritan: “¡Hueco culiao!”. Me paro en seco. Me devuelvo, estamos en el barrio cola por la chucha, ¡¿cómo me van a estar gritando hueás en mi propio barrio?! Les grito de vuelta: “¡¿Quién me gritó hueco culiao?!”. El mendigo sin rostro deja de acosar a la fila de compradores y se da vuelta hacia mí. “¡Mira conchatumare, este es mi barrio! ¡Yo vivo aquí! ¡Y es el barrio hueco pa que sepai, así que si tenís algún problema con los huecos, vai a tener que irte! ¡Ahora mismo estoy llamando al paco encargao de esta cuadra! ¡Y la próxima vez que me digai algo a mí o a cualquier otro hueco, vamos a ir todos los huecos del barrio a sacarte la conchatumare!”. Me mira con sorna y desdén, porque no soy macho para ir y sacarle la chucha, porque no soy macho para juntar a otros colas-machos y sacarle la conchatumare, porque ni siquiera soy tan fascista como para llamar a los pacos… Descubro un nuevo rostro de mi propia ingenuidad, mi barrio cola no es seguro, ni tan cola es tan poco, si lo comparto con los mendigos. Bellas Partes no es seguro, Santiago no es seguro, Chile no es seguro. Cuando le conté, la Amada me dijo la verdad: “Eso que sientes tú es lo mismo que hemos sentido todas las mujeres, en cualquier lado, toda la vida. Es la violencia machista”.

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