martes, 21 de noviembre de 2017

La transición ha terminado

Lo primero que le dije a mi marido el domingo fue: “hoy van a haber sorpresas”. Estuve de apoderade frenteamplista, y cuando los primeros votos fueron para Bea, mi corazón saltó y malrrespiré el conteo entero. Vi al Frente Amplio ser primera mayoría, vi un gobierno del pueblo por primera vez desde la Unidad Popular. Sí, el pueblo, esa palabra indecible en la angosta faja; volviendo triunfal. Beatriz ganó en mi mesa y en la de al lado, y alrededor puros triunfos para la gran Bea Sánchez, y yo temblando frío, lloriqueando de estar viviendo un sueño antiguo y futuro, hasta que me llega el cómputo oficial. Y luego las actas, febriles actas de apoderade que ni un suspiro de tuiter, ni una muesca de instagram porque el conteo, el Giorgio, el arrastre y luego la música, los medios, el desgaste previsible de material. Ha nacido el oráculo: su nombre es Frente Amplio. Tiene veinte hijos glamorosos, y una Abuela: Elena Caffarena (ruega por nosotres y celebra la muerte de todas las erres de Chile: Larraín Zaldívar, Larraín por ti, Larraín Hernán y su hijo: el asesino).