miércoles, 24 de mayo de 2017

Invierno chileno

Todos los días una luz gris que nos impregna y nos encierra en nuestras casas, más congeladas que la calle. Así es Chile. No preparado para su propio invierno, de puro pobre, de puro que no nieva, de puro que qué tanto, si igual podemos pasar el invierno cagaos de frío tomando té hasta quemarnos la garganta. Esa misma garganta inflamada por los rotavirus que nos mantienen en cama, acelgas recocidas a media batería mientras los glóbulos blancos languidecen. Ya no sé si es jueves o martes, todos los días esa maldita luz gris, que mejor fuera negra para mandarnos a todos a la chingada y ya, bonita muerte colectiva, pero no, tiene que ser gris la conchasumadre, bien gris para que podamos apreciar nuestro propio deterioro: conforme avanza el invierno aparece el herpes, las verrugas, los tajos en las manos y en la cara, de puro frío chileno no más poh, de puro que los glóbulos blancos no se la pueden contra la manada que nos destroza, todos los días una luz gris.

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